Luego de una ardua primera mitad del año, en poco más de una hora ya cambiamos de aire....si si llegamos a Córdoba donde rentamos un auto, y no sólo rentamos sino que usamos, ensuciamos, caminamos y por poco destrozamos por las magnificas rutas de Córdoba y La Rioja.
La primera parada fue Chamical, un pueblito riojano en la nada misma. Y el primer desafio fue encontrar un lugar para dormir....tarea que luego de varias indicaciones al estilo riojano ("Io le shrecomiendo una que va a encontrar ahiiii nomás a la vueltita..." todo con la pausa tan característica de los riojanos) logramos: "Cabañas de lujo el Eden"!
Talampaya y el Valle de la Luna eran nuestros dos destinos. Luego de dos horas de viaje y pasando por Patquía(que como su nombre parece indicar es un pueblito-páramo...!) y el valle el Chiflón, llegamos a el Parque Nacional Talampaya. Ahí tuvimos el privilegio de contratar a una excursión en bici, y, ñoños como somos, disfrutamos muchísimo de las explicaciones de nuestro guía Sergio y de los paisajes increíbles.
Al volver dimos una vuelta larguíiisima por un lugar soñado: La cuesta de la Miranda. De a ratos, lo confieso, se nos subieron los colores a la cara: camino de montaña sinuoso con solo un carril(de ida y vuelta) con el periódico borrachin riojano al volante...pero los paisajes magníficos lo valieron!
El Valle de la Luna nos recibió al siguiente día con nada menos que el viento Sonda, huracanado y caluroso... con la potencia de cubrir hasta al más intrépido con un polvo rojo en cuestión de segundos. Por poco no pudimos recorrer el parque por esto mismo pero, cuando ya estabamos a punto de emprender la retirada con tremendo puchero, nos informaron que ibamos a poder hacer la excursión. Y como para rematarla el guía, al parecer por inspiración divina, eligió nuestro autito para liderar toda la excursión. Gracias a esto tuvimos el privilegio de disfrutar de tan particulares paisajes(realmente no podés creer que pueda existir un lugar así nada menos que en nuestro país) en primera plana y con explicaciones personalizadas!
Al día siguiente seguimos nuestro itinerario levantandonos bien temprano para devolver el corsita en Córdoba capital. De ahí partimos a Villa General Belgrano, ya no en nuestro autito fashion de Hertz sino en el "Pajaro Blanco", unos colectivitos manejados por conductores que mientras te hacen un chiste al estilo coordobés, te cobran el pasaje y te explican cómo tenés que hacer para llegar a destino mirando de refilón el camino y tomando las curvas al estilo Schumacher...sólo para osados!
Villa General Belgrano nos sorprendió con su estilo alemán...por supuesto la cerveza es el personaje principal del pueblito pero tiene muchísimo más para ofrecer. El orden y la limpieza llaman la atención y los paisajes que lo rodean son realmente soñados. Ni hablar de la Cumbrecita, un pueblito aún más pequeño rodeado de bosques y arroyitos, realmente hermoso para explorar.
Al día siguiente de llegar hicimos kayak en el dique los molinos, nos tocó un día fabuloso y lo coronamos con unos riquísimos licuados a la vera de lo que, si te olvidás que es artificial, es igualito a un lago gigante.
Recalco que el día estuvo soleado y caluroso porque nada menos que al día siguiente nevó! Imaginense que no lo podíamos creer...en el pueblito fue más agua nieve, por lo cual fue realmente una sorpresa y la frutilla de nuestro postre vacacional encontrarnos al día siguiente en el parque Nacional el Condorito con un paisaje completamente cubierto con un manto blanco. Realmente te quita el aliento la hemosura y el absoluto silencio de ése magnífico lugar purificado con la nieve que le da a todo un toque de surrealidad.
Y esto fue todo...la vuelta a la gran ciudad fue dura pero el golpe se aminoró ya que en nuestra imaginación escurridiza ya aparecía nuestra siguiente aventura...pero eso ya es parte del próximo capítulo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario